INTRODUCCIÓN
EFICACIA Y CALIDAD
CÓMO VER LA NORMA
NORMAS GENERALES
LA DESCRIPCIÓN
LA ORACIÓN
ACENTO ORTOGRÁFICO
CÓMO ILUSTRAR
EJEMPLOS
ADVERTENCIAS
Los pensamientos ilustrados son palabras, frases y explicaciones basadas en la realidad. Encienden la pantalla de la imaginación estimulando los pensamientos.
Las ideas se visualizan de manera atrayente e interesante, graciosa o disimulada. El lector u oyente las entiende fácilmente, se siente movido a hacer algo al respecto y las recuerda aunque pase mucho tiempo. Son esenciales para llegar al corazón.
Cuando se altera el uso normal, común o tradicional del lenguaje pueden lograrse muchos efectos y estilos de impacto. A eso llamamos "figuras retóricas o literarias".
Jesús de Nazareth fue ejemplar usando ilustraciones de gran impacto para dar en el clavo del entendimiento y que no quedaran dudas. Por ejemplo: "Cuelan el mosquito, pero se tragan un camello", "El árbol bueno da fruto bueno", "Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán tenebrosa es esa oscuridad!".
Hay quienes piensan que pueden tomar a su cargo el diseño de reglas, normas y sugerencias del lenguaje a fin de que la palabra fluya mejor a la mente y al corazón. Pero a veces es mejor dejar que la palabra descienda suavemente como un río por el cauce de los sentimientos y/o de los pensamientos sin atender a ninguna regla.
¿Entenderías algo si leyeras palabras como asterismo, carientismo, mímesis, cleuasmo, micterismo, perífrasis, sinécdoque o metonimia? ¿Usarías esas palabras como una ruta al entendimiento o siquiera a la memorización de un concepto? Sin embargo, como veremos más adelante, se refieren a formas de ilustración, que se supone sirven para aclarar el entendimiento. ¿No suena irónico?
Jesús de Nazareth fue ejemplar usando ilustraciones de gran impacto para dar en el clavo del entendimiento y que no quedaran dudas. Por ejemplo: "Cuelan el mosquito, pero se tragan un camello", "El árbol bueno da fruto bueno", "Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán tenebrosa es esa oscuridad!".
Hay quienes piensan que pueden tomar a su cargo el diseño de reglas, normas y sugerencias del lenguaje a fin de que la palabra fluya mejor a la mente y al corazón. Pero a veces es mejor dejar que la palabra descienda suavemente como un río por el cauce de los sentimientos y/o de los pensamientos sin atender a ninguna regla.
¿Entenderías algo si leyeras palabras como asterismo, carientismo, mímesis, cleuasmo, micterismo, perífrasis, sinécdoque o metonimia? ¿Usarías esas palabras como una ruta al entendimiento o siquiera a la memorización de un concepto? Sin embargo, como veremos más adelante, se refieren a formas de ilustración, que se supone sirven para aclarar el entendimiento. ¿No suena irónico?
Otros prefieren valorar la estructura de un poema, no según normas gramaticales, sino por su capacidad para irradiar belleza y sugerir imágenes como fruto de la invención de su autor, y se refieren a ello como poesía pura, más conocida como creacionismo poético.
Es cierto que la corrección gramatical es indispensable cuando se redacta un texto legal, porque de su corrección depende muchas veces una decisión judicial o la base para explicar, defender y exigir un derecho legítimo. Pero al margen de los escritos de carácter legal, ni siquiera el vasto universo puede limitar las palabras.
La imaginación de la humanidad es expansiva por naturaleza, lo cual incluye el campo poético. ¿Quién podría ponerle límites o reglas que clasifiquen sus variables, salvo que se trate de los contornos morales que el propio autor se imponga voluntariamente?
La imaginación de la humanidad es expansiva por naturaleza, lo cual incluye el campo poético. ¿Quién podría ponerle límites o reglas que clasifiquen sus variables, salvo que se trate de los contornos morales que el propio autor se imponga voluntariamente?
La imaginación es un mecanismo fantástico porque permite a uno ver y sentir con la mente ideas, proyectos o creaciones innovadoras, objetos y vivencias que había visualizado o experimentado previamente, manipulando dicha información con sus pensamientos para producir una fantasía increíble.
Algunos artistas, compositores y cineastas hasta han recurrido al consumo de drogas alucinógenas, no pocas veces con resultados fatales, con la finalidad de provocar desbordes imaginativos y producir experiencias, proyectos, invenciones, novelas, cuentos, pinturas, canciones y películas con efectos especiales espectaculares.
En tales casos, el límite es la propia mente del individuo, la cual moldea como una plastilina diferentes elementos de la realidad dejando volar su imaginación sin medir ningún peligro, transformando la realidad en un mundo ficticio o virtual que, a la larga, va tomando el control de la idiosincrasia de muchos.
Algunos artistas, compositores y cineastas hasta han recurrido al consumo de drogas alucinógenas, no pocas veces con resultados fatales, con la finalidad de provocar desbordes imaginativos y producir experiencias, proyectos, invenciones, novelas, cuentos, pinturas, canciones y películas con efectos especiales espectaculares.
En tales casos, el límite es la propia mente del individuo, la cual moldea como una plastilina diferentes elementos de la realidad dejando volar su imaginación sin medir ningún peligro, transformando la realidad en un mundo ficticio o virtual que, a la larga, va tomando el control de la idiosincrasia de muchos.
Por eso, aunque el propósito de las figuras retóricas o literarias sea entretener y/o enseñar con eficacia, también existe el peligro de que, en manos de un titiritero, se rebasen los límites de la cordura y los individuos queden a su merced, defendiendo hasta la muerte ideales que nunca se harán realidad.
El mundo no ha conocido ningún gran maestro que no se haya caracterizado por matizar sus expresiones con un lenguaje ilustrado o retórico. Lamentablemente, aunque unos lo han usado para el bien, otros lo han usado para el mal, unos para iluminar el entendimiento, otros, para nublarlo.
El mundo no ha conocido ningún gran maestro que no se haya caracterizado por matizar sus expresiones con un lenguaje ilustrado o retórico. Lamentablemente, aunque unos lo han usado para el bien, otros lo han usado para el mal, unos para iluminar el entendimiento, otros, para nublarlo.
La retórica es tan interesante que algunos prefieren sacrificar contenido y propósito solo para entretener y recibir el aplauso, la alabanza o los votos de sus lectores u oyentes. Pero al no comunicar nada que realmente sirva de valor práctico, llega a convertirse en simple demagogia.
¿No es cierto que muchos procuran conseguir poder político mediante la explotación de la ignorancia, que da lugar a la acumulación de votos basados en la emotividad? ¿No es verdad que cuando la gente siente temor o prejuicio, regalarle los oídos y conseguir su aprobación es darle en la yema del gusto?
Ambiciosos y onerosos estudios de mercado sondean qué es lo que la gente quiere oír, y entonces dicha información se mezcla con retórica taimada en discursos y propaganda.
Ambiciosos y onerosos estudios de mercado sondean qué es lo que la gente quiere oír, y entonces dicha información se mezcla con retórica taimada en discursos y propaganda.
La retórica y la demagogia tienen el poder de inclinar la balanza peligrosamente hacia una decisión que satisface a muchos pero que en el fondo es de lo más inapropiada, empeorando la situación.
No es que nadie tenga la razón, sino que unos se valen de ella para lograr fines que después la historia poner al descubierto, en cuanto a si resultó bueno o malo.
De ese modo, aunque vemos que la retórica puede ser muy necesaria para enriquecer la palabra, también nos percatamos de que puede convertirse en un arma de doble filo, una que se debe empuñar con extremada precaución.
Por un lado, hemos visto que se trata de un sano mecanismo literario para sazonar la comunicación con ideas edificantes, productivas, provechosas y de utilidad práctica, pero, por otro, que no pocas veces se la ha usado para disimular mentiras y engaños, estafas e hipocresía a fin de hacer más creíbles los mensajes.
Poco a poco la retórica cayó en el descrédito e injustamente se la equiparó a la demagogia, que, como hemos analizado, evidentemente no es lo mismo.
Por un lado, hemos visto que se trata de un sano mecanismo literario para sazonar la comunicación con ideas edificantes, productivas, provechosas y de utilidad práctica, pero, por otro, que no pocas veces se la ha usado para disimular mentiras y engaños, estafas e hipocresía a fin de hacer más creíbles los mensajes.
Poco a poco la retórica cayó en el descrédito e injustamente se la equiparó a la demagogia, que, como hemos analizado, evidentemente no es lo mismo.
La retórica es hermosa y valiosa para dar a las palabras unas pinceladas de imaginación. No hay nada malo en ello. Pero si no se la utiliza con mesura, se podría perder la aprobación de quienes mediante el uso de sus facultades de raciocinio conservan la capacidad para percatarse de cualquier intento de fraude intelectual o engaño.
No necesariamente se infiere una verdad de otra. El pingüino emperador camina como hombre. ¿Llegaríamos a la conclusión de que el hombre desciende del pingüino? Ni siquiera a partir de dos o más premisas verdaderas. La gallina pone huevos y la mamba negra pone huevos. ¿Pensaríamos que la gallina y la mamba son de la misma especie? ¡De ninguna manera!
Pero un auditorio de escasa educación o tan emotivo que se deje llevar por cualquier argumento, podría aceptarlo si el orador o escritor se vale taimadamente de una retórica y demagogia basada en razonamientos aparentes. A la corta tal vez se salga con la suya, pero a la larga quedará al descubierto.
No necesariamente se infiere una verdad de otra. El pingüino emperador camina como hombre. ¿Llegaríamos a la conclusión de que el hombre desciende del pingüino? Ni siquiera a partir de dos o más premisas verdaderas. La gallina pone huevos y la mamba negra pone huevos. ¿Pensaríamos que la gallina y la mamba son de la misma especie? ¡De ninguna manera!
Pero un auditorio de escasa educación o tan emotivo que se deje llevar por cualquier argumento, podría aceptarlo si el orador o escritor se vale taimadamente de una retórica y demagogia basada en razonamientos aparentes. A la corta tal vez se salga con la suya, pero a la larga quedará al descubierto.
Usar la retórica de forma prudente, provechosa e intencional con la finalidad de imprimir un estilo a tus palabras, matizando tus pensamientos a fin de hacerlos más digeribles, o simplemente para añadirles un poco de sal y sazón, pensando que, de otro modo, quizá sonarían desabridos, toscos o huecos, es una tarea noble y encomiable.
FIGURAS RETÓRICAS
Hay decenas y cientos de figuras retóricas o literarias. Aquí te muestro algunas de las más conocidas:
ANTÍTESIS
COMPARACIÓN
HIPÉRBOLE
IRONÍA
ASTEÍSMO
CARIENTISMO
MÍMESIS
CLEUASMO
MICTERISMO
PERÍFRASIS
EUFEMISMO
RETICENCIA
METÁFORA
SINECDOQUE
METONIMIA
ONOMATOPEYA
ALEGORÍA
1. Antítesis
La antítesis es una figura retórica o literaria que contrasta dos ideas opuestas. Por ejemplo: “Parecemos la Luna y el Sol, el Dúo Pimpinela. Si yo digo verde, tú dices rojo; y si tengo frío, tú tienes calor. ¿Nos pondremos de acuerdo algún día?”.
2. Comparación
La comparación es una figura retórica o literaria que asemeja (se parece a) o desemeja (es diferente de).
- Por semejanza (similitud)
“Tu amor es constante como las olas del mar, que no cesan día y noche por la eternidad”. - Por diferencia (disimilitud)
“Don Luis dice que crió a sus hijos con pan y látigo; en una mano el pan, y en la otra, el látigo, refiriéndose a que dio a sus hijos lo necesario para la vida, pero también la disciplina que les ayudara a entender el sentido de responsabilidad.”
3. Hipérbole
La hipérbole o exageración es una figura retórica o literaria que rebasa los límites de la razón y lo verdadero, muy útil para destacar las características de un pensamiento. Por ejemplo: “Pondría mi mano en el fuego por ella”, “Cuando vienen a la playa, mis hijos nadan como patos”.
4. Ironía
La ironía es una figura retórica o literaria que presenta idea opuesta a lo que pensamos, pero dejando entrever claramente lo que en el fondo verdaderamente estamos pensando. Por ejemplo, en vez de decir: "Eres un creído, pero no sabes que no eres más que un burro", dice: “Sí, claro, eres el dueño del mundo. Estoy admirada de tu elevado nivel de inteligencia”. Hay muchas formas de ironía. Las siguientes son cinco de ellas:
- Asteísmo
El asteísmo es una ironía en forma de instrucción, pero que a la vez conmueve. Por ejemplo: “¡Ay, hijita, comprende que ese muchacho no te conviene! Si un pajarito se enamora de un pescadito, ¿dónde harían su casa? ¿En un árbol? ¿En una pecera? ¿Crees que serán felices si cada uno se siente fuera de su ambiente?” - Carientismo
El carientismo es una ironía que estimula de manera delicada y picante. Por ejemplo: “¿Dices que le hago más cariño al perro que a mis hijos? Bueno, si mis hijos vinieran a saludarme con entusiasmo, como siempre hace este lindo perrito, de seguro les haría más cariño que al perrito”. - Mímesis
La mímesis es una ironía que imita de manera burlesca el modo de redactar, hablar, gesticular y/o actuar de alguien. Una salvedad: casi cualquiera puede imitar el habla y los gestos de una persona, pero es muy difícil imitar un estilo de escritura, ya que exige un análisis sofisticado de la manera de construir las oraciones con el fin de imitarla. Esa es tarea de los especialistas. - Cleuasmo
El cleuasmo es una ironía que atribuye a una persona cualidades que no tiene, o da a entender sarcásticamente que para todos es obvio que es todo lo contrario, muy usado por quienes hacen de la crítica punzante su medio de vida. Por ejemplo, dicen algo así como: "Está bien, me disculpo por haber dicho que Luis ni siquiera tiene cualidades para basurero municipal. Me retracto, pensándolo bien, creo que sí tiene cualidades para basurero municipal, pero no para dirigir este proyecto." "Claro, Galdoz es un hombre muy honorable, respeta a su esposa y nunca ha faltado a su hogar. Ellas solo son sus amiguitas de la infancia." "Pedro es brillante en matemáticas, lo voy a proponer para el Premio Nobel." - Micterismo
Micterismo es una ironía caracterizada por el insulto prolongado, también muy usado por quienes hacen de la crítica punzante su medio de vida. Por ejemplo: “Como siempre hemos dicho en este programa, y lo repetiremos hasta el cansancio, Fulano de Tal es una joyita que merece nada menos que aplausos, cuando el muy Rasputín sabe perfectamente que se le cae la baba por ser el segundón de Mengano.”
5. Perífrasis
Perífrasis es una figura retórica o literaria que hace un rodeo o expresa de manera extensa lo que se pudo decir con menos palabras. Por ejemplo: “El Zar de las drogas” (en vez de "Jefe Antinarcóticos"), “No es santo de su devoción” (en vez de "le cae mal"), “La pobre y sufrida Cenicienta” (en vez de "niña sufrida"), “El centro del universo” (en vez de "ególatra"), “El descubridor de América” (en vez de "cree que todo lo sabe").
6. Eufemismo
Eufemismo es una figura retórica o literaria que disimula de manera elegante una expresión que en realidad hubiera sido muy desagradable decirla tal cual. Por ejemplo: “Resbaló y cayó sentada sobre un regalito del perro del vecino”, “Bebió tanto que se le salió el alma dentro de mi automóvil”.
7. Reticencia
Reticencia es una figura retórica o literaria en forma de frase amputada a propósito para dejar que el oyente la complete por conocerla bien. Por ejemplo: “A buen entendedor…[pocas palabras]”, “Quien a hierro mata… [a hierro muere]”.
8. Metáfora
Esta es la más conocida. La metáfora es una figura retórica o literaria que ilustra o crea una imagen o figura mental para representar a otra. Por ejemplo: “Adquirir conocimientos de un asunto arroja luz sobre las sombras de lo que ignoramos” (la ignorancia es representada por la sombra, y el conocimiento por la luz). “Eres una tortuga” (vas muy despacio). “Le dio una puñalada por la espalda” (lo traicionó). “Es un cerebro” (es un intelectual). “No sé qué tiene en el coco” (en la cabeza). “Pareces un tallarín (estás muy flaco)”...
9. Sinécdoque
La sinécdoque es una figura retórica o literaria que representa una parte por el todo. Por ejemplo: "Murió dejando cuatro bocas que alimentar". En este caso, las "cuatro bocas" representan a "cuatro hijos".
10. Metonimia
La metonimia es una figura retórica o literaria que cambia un nombre para designar algo con el nombre de otro. Por ejemplo: "Vamos a tomarnos una copa". En este caso, la copa representa el licor embriagante. Hay de causa/efecto, sucesión/tiempo, todo/parte. La Wikipedia ofrece 12 diferentes tipos, cada una con su explicación...
11. Onomatopeya
La onomatopeya es una figura retórica o literaria que imita un sonido o ruido para representar una idea. Por ejemplo: "¡Pum!", "¡Wow!", "¡Clash!", "Clic", "¡Lej!", "Zigzag"...
12. Alegoría
La alegoría es una figura retórica o literaria que muestra un sentido real y otro figurado, ambos completos, dando a entender una cosa expresando otra diferente. Representa una idea mediante una forma humana o animal, o un objeto. Por ejemplo, la famosa estatua de una mujer con los ojos vendados que sostiene una balanza representa La Justicia Ciega, o la del esqueleto cubierto con una túnica negra y capucha, que lleva una guadaña en la mano, que representa La Muerte.
No termina ahí. En realidad, la lista es casi interminable. Yo mismo nunca puedo recordarlas todas con esos nombres tan extraños y poco amigables. Pero las que te acabo de explicar te bastarán y sobrarán para diseñar creativamente tus propias ilustraciones para tus discursos. Si quieres más, te sugiero conversar con un lingüista experto o indagar en Internet.
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